El blues del autobús - Presentación
Además del título de una canción de Miguel Ríos, "El blues del autobús" es el título de una serie de posts que espero acaben convirtiendose en una sección fija.
Uno, a menos que tenga una imaginación prodigiosa, escribe basándose en las cosas que le pasan, en sus propias experiencias. Es por eso que últimamente no escribo demasiado (y si no es por eso al menos es una excusa cojonuda).
"¿Qué puedo contar aquí que de verdad le interese a alguien?"... No, esa no es la pregunta adecuada, ya desistí hace mucho tiempo de ese empeño. Mas bién tendría que preguntarme: "¿Qué puedo contar aquí que me apetezca contar?". Rara vez me ocurre algo a lo largo del día sobre lo que me apetezca escribir. Salvo quizás un momento muy concreto del día, cuando voy en el autobús.
Puede que sea porque es el único momento en el que me paro a observar lo que ocurre a mi alrededor, pero lo cierto es que mi autobús es fuente de todo tipo de historias surrealistas, un lugar errante transitado por todo tipo de personajes a cual más pintoresco.
Hasta ahora la única que soportaba mis batallitas autobuseras era Vicky, mi paciente y sufrida compañera de trabajo (santa mujer, el Señor la conserve en su gracia). Ahora mi intención es invitar a todo el que quiera leerme a viajar conmigo en ese desvencijado autobús azul.
Uno, a menos que tenga una imaginación prodigiosa, escribe basándose en las cosas que le pasan, en sus propias experiencias. Es por eso que últimamente no escribo demasiado (y si no es por eso al menos es una excusa cojonuda).
"¿Qué puedo contar aquí que de verdad le interese a alguien?"... No, esa no es la pregunta adecuada, ya desistí hace mucho tiempo de ese empeño. Mas bién tendría que preguntarme: "¿Qué puedo contar aquí que me apetezca contar?". Rara vez me ocurre algo a lo largo del día sobre lo que me apetezca escribir. Salvo quizás un momento muy concreto del día, cuando voy en el autobús.
Puede que sea porque es el único momento en el que me paro a observar lo que ocurre a mi alrededor, pero lo cierto es que mi autobús es fuente de todo tipo de historias surrealistas, un lugar errante transitado por todo tipo de personajes a cual más pintoresco.
Hasta ahora la única que soportaba mis batallitas autobuseras era Vicky, mi paciente y sufrida compañera de trabajo (santa mujer, el Señor la conserve en su gracia). Ahora mi intención es invitar a todo el que quiera leerme a viajar conmigo en ese desvencijado autobús azul.